El genio científico Albert Einstein, conocido por sus revolucionarias teorías sobre la gravedad y el espacio-tiempo, también fue un personaje fascinante fuera del ámbito académico. Su vida estuvo llena de anécdotas curiosas e inesperadas que demuestran su lado humano y su capacidad para sorprender.
En este artículo, exploraremos una historia poco conocida sobre Einstein: su visita a los estudios Warner Bros. en 1931, donde se encontró con una peculiar demostración de «relatividad» utilizando un automóvil antiguo. Esta experiencia, aunque breve, nos ofrece una ventana única al lado lúdico y sorprendido del físico más famoso del siglo XX.
La visita a Warner Bros.
En febrero de 1931, Albert Einstein y su esposa Elsa emprendieron un viaje a Hollywood, California. Su objetivo era conocer la industria cinematográfica estadounidense, que en ese momento estaba experimentando un auge sin precedentes. Durante su estancia en Los Ángeles, los Einsteins fueron invitados a visitar los estudios Warner Bros., uno de los principales centros de producción cinematográfica de la época.
La visita a los estudios fue una experiencia fascinante para Einstein y Elsa. Se maravillaron con las instalaciones modernas y el proceso creativo detrás de la elaboración de películas. Sin embargo, lo que más llamó su atención fue una demostración especial preparada especialmente para ellos: una representación visual de la teoría de la relatividad utilizando un automóvil antiguo.
La demostración de «relatividad»
Un grupo de técnicos alemanes, fascinados por las teorías de Einstein, habían ideado una forma ingeniosa de ilustrar sus conceptos a través del cine. Su plan consistía en utilizar un automóvil antiguo como plataforma para una serie de trucos visuales que simularan los efectos de la relatividad.
Einstein y Elsa fueron invitados a observar la demostración desde una posición privilegiada. Los técnicos explicaron brevemente el concepto de la dilatación temporal, uno de los pilares fundamentales de la teoría de la relatividad especial, y cómo se podía representar visualmente mediante un vehículo en movimiento.
El automóvil volador
El clímax de la demostración llegó cuando el automóvil antiguo, aparentemente sin ningún tipo de motor o propulsión adicional, comenzó a elevarse del suelo. Los técnicos habían utilizado una técnica llamada «doble exposición» para crear esta ilusión óptica. En realidad, se filmó al automóvil en dos momentos distintos: primero estacionado en el suelo y luego flotando en el aire. Al combinar estas imágenes durante la proyección, se creó la impresión de que el vehículo podía volar.
Einstein y Elsa observaron con asombro cómo el automóvil volador recorría diferentes paisajes, desde las montañas rocosas hasta las calles de Alemania. La escena era una mezcla surrealista de realidad y ficción, un reflejo del poder del cine para crear mundos imaginarios.
La película y el truco de doble exposición
La película que se proyectó a Einstein y Elsa no era solo una simple demostración técnica. Los técnicos habían cuidado hasta el último detalle para crear una experiencia visualmente impactante y entretenida. Utilizaron efectos especiales, como la superposición de imágenes y la manipulación del tiempo, para dar vida a la teoría de la relatividad.
El truco de doble exposición, que permitía al automóvil volar, era solo una parte de la magia. Los técnicos también utilizaron otros efectos visuales para crear la ilusión de movimiento y velocidad, así como para representar los cambios en el espacio-tiempo según la teoría de Einstein.
La experiencia de los Einsteins
A pesar de su conocimiento profundo sobre física, Einstein se mostró sorprendido y divertido por la demostración. Elsa también disfrutó del espectáculo, aunque quizás con un poco más de cautela que su esposo.
La película no solo fue una forma original de explicar la teoría de la relatividad, sino que también ofreció a los Einsteins una oportunidad para experimentar el poder del cine como herramienta de comunicación y entretenimiento.
El hallazgo de la película
Durante décadas, se creía que la única copia de la película había sido perdida para siempre. Sin embargo, en 2015, un archivista del Lincoln Center descubrió una caja con material cinematográfico antiguo. Entre los rollos encontrados, se halló una cinta que contenía la película de Einstein conduciendo el automóvil volador.
El hallazgo fue recibido con gran entusiasmo por parte de historiadores y aficionados al cine. La película se convirtió en un objeto de estudio para comprender mejor la relación entre la ciencia y el arte durante la era dorada del Hollywood clásico.
Conclusión
La historia de Einstein conduciendo un automóvil volador es una muestra de cómo la creatividad humana puede encontrar formas inesperadas de explorar conceptos complejos.
Esta anécdota nos recuerda que incluso los genios científicos pueden sorprenderse y divertirse con las maravillas del cine. Además, nos invita a reflexionar sobre el poder del arte para comunicar ideas científicas de manera accesible e impactante. La película perdida y su posterior descubrimiento son un testimonio del valor histórico y cultural del patrimonio cinematográfico.